jueves, 10 de junio de 2010

EL EQUILIBRIO SE ROMPE


Hombre y entorno son Uno. Ambos mantienen un perfecto y necesario equilibrio, básico para la evolución de la vida en el planeta.
No es una novedad que el clima cambie, lo que es gravísimo es que cambia tan rápido que a la humanidad no le da tiempo a adaptarse y una gran parte de población, sobre todo la más pobre, sufrirá un empeoramiento de sus condiciones de vida. Los efectos pueden ser catastróficos: subida del nivel del mar lenta pero constantemente, podría aumentar unos 40 centímetros de promedio global-; un aumento de temperaturas junto con la alteración del régimen de lluvias y la salinización de acuíferos costeros por intrusión salina, harán que en muchas zonas escasee el agua tanto para consumo humano como para riegos. Por último, las cosechas se verán afectadas y ello acarrearía nuevas hambrunas.
Estos efectos incluirían cambios en los brotes de enfermedades infecciosas, la producción local de alimentos y la desnutrición y la desorganización económica. Si las olas de calor aumentan, el riesgo de muerte y enfermedades graves incidiría especialmente en grupos de personas mayores, enfermos y pobres que habitan en las ciudades, como pasó recientemente. La calidad de aire empeoraría y surgirían problemas de contaminación que afectarían de forma directa al aparato respiratorio. Las temperaturas altas, los cambios en precipitaciones y los cambios en la variabilidad del clima modificarían el ámbito geográfico y las estaciones de la transmisión de enfermedades infecciosas, transmitidas mayormente por mosquitos y garrapatas a través de la sangre. Vivir en un mundo más caluroso puede ser la causa de que brotes de determinadas enfermedades localizadas en puntos muy concretos del planeta puedan extenderse a otros lugares con el riesgo que ello puede suponer. Pero debido al calentamiento global del planeta los inviernos se están volviendo más cálidos en muchos lugares, como consecuencia se espera que la transmisión de enfermedad aumente.La realidad es que los gobiernos no están interesados en hacer públicos los brotes epidémicos por temor al turismo.
Las variaron de temperatura, los efectos del transporte de contaminantes a larga distancia, vertidos de aguas residuales, de industrias, favorecen la aparición de algas nocivas que portan toxinas que al ser ingeridas por peces y moluscos, se transmiten al ser humano cuando los consume, produciendo en ocasiones envenenamiento por biotoxinas.
El sol emite distintas radiaciones y no todas llegan a la superficie de nuestro planeta. Los rayos gamma y ultravioleta son absorbidos en su totalidad por la capa de ozono, los ultravioleta son sólo absorbidos en parte, los ultravioleta llegan hasta nosotros. Cada uno de estos rayos causan un efecto distinto en nuestra piel y favorecen la aparición de enfermedades como el cáncer de piel y las cataratas.
La única vía para reducir los impactos del cambio climático es disminuir las emisiones de CO2 hasta los niveles mínimos para dar tiempo a que los ecosistemas se recuperen. Esto quiere decir que habría que cambiar de forma de vida, emplear otro tipo de energías: aire, hidrógeno, sol... El aire por ejemplo podría generar electricidad de forma inagotable, y ésta a su vez podría permitir "fabricar" hidrógeno. Tenemos un papel importante cada uno de nosotros: evitar la utilización de materiales que degradan el medio ambiente, reciclar, economizar energía y agua, utilizar transporte colectivo. Y por supuesto, la presión de la opinión pública sobre los gobiernos para que nuestros pequeños esfuerzos personales sean aprovechados, porque sean obligatorios también para las grandes empresas contaminadoras o depredadoras. El asunto no es saber qué soluciones adoptaremos, sino tener la voluntad de encontrarlas.

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